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Te siento

La primera vez que lo dije pensaba en tu cuerpo, imaginaba tus células tocando las mías, tu sudor filtrándose en mis poros y tus manos sosteniéndose de mi cintura.  Hoy también te siento pero nuestros cuerpos no están al alcance del deseo. Hoy, en cambio, apareciste en medio de la confusión cuando la sombra perdía filo y la acariciaste, descubriste sus texturas y sus infinitas tonalidades grises, te reconociste opaco y recordaste los vivos colores que amas, que aún lejanos brillan. Tu sombra se refleja en la mía, tu sombra se confunde con la mía y te siento, te siento amor mío. Tus manchas quedarán por siempre impregnadas en mi historia así como en la historia del universo que nos contiene y que contenemos.

Sol.

Es domingo 7 del año 2022. Regreso de Otavalo, de la primera noche con S. Desperté con un beso mojado en la mejilla, soñaba algo profundo y pesado que no logro recordar. Horas antes, el sueño fue haciéndose paso al subconsicente junto a sus manos que recorrían la zona baja de mi abdómen. Son las 8:30 aproximadamente. El cuerpo se vuelve nube y tengo ganas de esconderme en el surquito que forman su cuello y su clavícula. Hundir mi rostro y quitar de la vista mis miedos, dejarme caer en su abrazo sabiéndome segura y adivinándome bella a través de las palabras que tanto me cuestan creer, pero que creo; porque me las dice él, y sé que me ve, así como yo lo veo.

18 de julio '21

J,  Te extraño, a veces te extraño demasiado, no sé administrar estos sentimientos, tengo dudas.  ¿Acaso te extraño a ti o a tu piel? ¿Qué tan cercano realmente eras a mí? Yo era una pieza diminuta en el engranaje de tu mundo. A tu mundo no le gustaba aflojar la cuerda. No podías perder, no podías salir mal. Niño caprichoso, por el camino fuiste arrastrando mis ganas y un rastro contaminado es lo único que quedó. Hoy te pensé. Es domingo.  Ayer usé un vestido intervenido por mí que solía pertenecerle a mi madre. Me puse el cuello de tortuga de rayas azul-negras para disimular mi figura. Al regresar a casa te imaginaba. Nos veía juntos, bromeando en mi habitación, pensaba en lo mucho que me gustaría sacarme el buzo contigo viendo. Lo bien que me sentiría mostrándote a ti mi figura, esa figura que frente a otros ojos se siente deforme y pequeñita. 

Grilos.

Días confusos. No poder darle la cara a la realidad inmediata (llamase presente).  Aquí una prueba más de mi cualidad de Jano.  Personas, momentos y personas que en algún momento me hicieron feliz: https://youtu.be/MNoulS9FIkQ De fondo Erasmo Carlos. Me recuerdo en las noches de neblina en casa de los abuelos. Cuando el pueblo dormía y todo parecía silencioso, lo que menos existía era el silencio. Dormir en el campo es asistir a una serenata nocturna de grillos y chicharras. Ahora, la noche es en mi cabeza. No consigo conciliar el presente, así que aparecen grillos como un eco de lo vivido.  M. 
Dusokute significa "en tus ojos" en asamés. 
Te recuerdo, el tiempo a veces nos desconocía, se perdía en las pupilas que mirábamos. Muchos ojos en pares recorren mi día, de dos en dos pasan flotando con un rostro inexistente; ninguno te pertenece y ya el tiempo se aprendió mi cara de memoria. 

Té con queso.

Pasó mucho tiempo desde la época en que las plantas podían tomar forma humana, la última vez que se recuerda sucedió hace exactamente 158 años y el protagonista fue un eucalipto joven. Los arboles pueden tener formas realmente extrañas, sus tallos se asemejan a veces a personas atrapadas y retorcidas de maneras impensables y eso no es para nada una casualidad, son arboles que no lograron transformarse.    Joaquín apareció justo al mismo momento que la mañana, en cuanto el sol atravesaba cada una de sus partes estas iban cambiando: sus hojas puntiagudas pronto fueron dando forma a sus cabellos y de las largas ramas empezaron a salir deditos; del tronco aparecieron dos piernas con sus respectivos pies al igual que el rostro que se iba tallando con la luz. La parte más difícil eran los ojos, de estos dependía que se completara o no la transformación; era necesario que una gota de agua reflejara la suficiente luz en el lugar preciso al que le corresponderían los ojos. Entonces, con mu
De mis cosas favoritas era sentir tu pecho de valle en mi pecho de montañitas sin ninguna rémora textil existente. Nuestros cuerpos tibios de vida y nuestros sonidos gritando amor. Qué lindo sentir tus piernas sumergiéndose con las mías, cruzándose de las formas menos ortodoxas. Maraña de ramas y éramos arboles. Que tus manos se despierten en mi abdomen y se aferren, que me hablen y me digan que me quieren sin usar palabras, con el lenguaje más primitivo y ancestral de todos. Mi nuca convirtiéndose en respiración, sincronizándose mis latidos con el calorcito saliendo de tu boca. Que el sueño se acerque despacio y se cuele en el abrazo, que venga con la música que obstinadamente eliges, esa música que ahora escucho y me viaja en el tiempo. Un cigarro en la ventana, un cigarro en la terraza, un cigarro de tu boca a mi boca; un beso disimulado, indirecto. Seguir el camino del impulso y tomar tu mentón poblado para besar mi parte favorita de tu cara. Taparte los oídos, fuerte, fuerte, fort
La música es una escalera para subirse a la máquina del tiempo. La gasolina. El botón de encendido. La  palanca de despegue. On. Estoy en el colegio, me dicen señorita y me sabe a que me lanzan una cubeta de agua helada con un "señora chiquita".  Creo estar enamorada de un Andrés y me imagino miles de vidas futuras a su lado, paper dreams honey, porque lo escribí pero ahora son desechos de hojas que he quemado en esos impulsos que a veces venían y se iban, pero a un pasito detrás venía también el remordimiento y era muy testarudo para irse. Un golpecito a la maquina del tiempo que ahora tiene forma de abolladura. Iría a su show on Tuesday porque on Monday me molestaba el día y le preguntaría about your day y sería a better man y diría a todos que i love her porque she moves in her own way. ¿Qué esperabas? Leí que le gustaba esa canción en su perfil y un día me pidió mi guitarra, eso bastó y que escuchara Queen, imitara tan mal al argento y que hablara de libros. Oh MB prede
Audaz.
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Victor, un viejito con Alzheimer que conocí hace un tiempo, vio en mí a su nieta. Se puso a llorar y comentó con una nostalgia que traspasaba todo, que había crecido muchísimo. Saudade. En sus ojos pude descifrar saudade, finalmente. Con una sonrisa de amor me acarició el hombro con las lagrimas todavía escondiditas y me dijo que estaba guapa. Es la única y primera vez que en realidad le creí a alguien ese comentario; él no me estaba viendo con sus ojos. 
Desandados y desganados. Pasa la vida como agua pegada a un hilo, resbala lento, lentísimo. Ryuichi. Sí, te hablaré de él. Apenas lo descubrí hoy y me han rechinado los orgasmos musicales ya algo estropeados a falta de uso. Soy anacrónica, en tiempo musical. Ya sabes, la arritmia y las otras razones de la cajita de medicinas que dejaste de tomar hace años (por receta propia).  Mi canción favorita de Sakamoto son dos: la de la lluvia y la que habla de la navidad de un capitán que tiene un poco que ver con una película donde sale David Bowie pero suena al ambiente de las películas de Studio Ghibli.  Ahí están, llámalo orgasmo o vellos en punta. ¿Existe persona en el mundo capaz de provocar esta sensación en mis vellosidades? Es precioso. Joder. ¡Qué lindo se siente! A veces, como con el señor del bus, la música se cuela por los audífonos, otras veces, como esta, se cuela por la vida. Se entrelaza. Soy un hilo de algodón ultra-absorbente. La gotita de agua nunca se va del todo, una vez